Es media noche y doy vueltas y vueltas en la cama en una noche llena de tristeza y fatiga. Estoy cansada de mi vida. Escribirlo es como decirlo en fuerte y se escucha con demasiada fuerza. Y cómo duele admitir mi verdad.
Estoy cansadísima de sentir que para tener una vida grandiosa tengo que entregar el alma y cuerpo en el trabajo. Estoy harta de creer que tengo que sacrificar mi energía para poder sentirme merecedora de una vida llena de abundancia.
De esto no va.
Y son estos momentos en los que este dolor y estas lágrimas me recuerdan que renunciar a lo que me hace daño es lo que me va a liberar de este loop de emociones tormentosas y de traer el cuerpo cansado y la mente saturada de pensamientos que solo me drenan y me llevan a un estado de caos interno.
Basta, María. Me digo en este instante. Es momento de hacer un cambio grande. Mi mente no me deja en paz haciéndome creer que no podría estar haciendo otra cosa porque lo que hago hoy me sostiene, y si renunciara no lograría tener algo mejor.
Pues claro. Es la mente hablando. La que NUNCA tiene la razón pero a la que siempre le hago caso.
Mi alma me pide a gritos cambiar el rumbo, sacudirme los miedos y escuchar a mi corazón. Mi alma me pide mar con urgencia, me pide suavidad y me pide que la escuche. Pero si no paro y sigo y sigo y sigo ocupándome día y noche con actividades que ni siquiera me están nutriendo aquí adentro, ¿cómo voy a poder escuchar de verdad? ¿cómo voy a poder tomar las decisiones alineadas con lo que mi alma quiere y necesita de verdad?
Vivir en rush y en caos es mi día a día. Estoy tan acostumbrada a esto, y sé que no soy la única. Vivir apurada, corriendo, apenas comiendo, con estrés hasta en domingo, con cien pendientes por hacer en la cabeza que no me dejan ni respirar, se ha convertido en mi normalidad. Y no es de ahorita. Esto viene de años. ¿Cómo espero sentirme alineada y con paz interna cuando mis acciones me llevan exactamente al lado contrario?
Para ver resultados diferentes, para sentirme diferente, tengo que hacer las cosas diferentes.
Lo repito otra vez.
Para ver resultados diferentes, para sentirme diferente, tengo que hacer las cosas diferentes.
La vida es tan corta y pasa tan rápido que no pienso seguir viviendo mis días entregándolos a actividades que no van alineadas con mi felicidad y mi paz interna.
Y sé con certeza que la única que tiene el poder del cambio en mi vida soy yo.
Esta carta viene acompañada a una renuncia total a todo aquello que me hace daño, que no me nutre y que me quita más de lo que me da. Viene siendo hora de amarme tanto que creer en mí se convierta en mi brújula. Que confiar en la vida se vuelva parte de mi normalidad.
Suena fascinante, y probablemente la mente comience a sabotearme a primera hora del día pues de eso se encarga normalmente. Pero esta vez mis ganas de soltar el costal lleno de resistencia al cambio y de miedo a no tener el control son más grandes y más fuertes.
La vida es una, y estar harta me resulta tan magnífico. No es la primera vez que me pasa, y no es la primera vez que siento que necesito cerrar ciclos y cambiar de piel. Y así ha sido. He confiado y todo ha ido grandioso. Este es uno de esos momentos. Necesito un cambio y esta vez no solo de piel. De trabajo. Moverme de la ciudad al mar. Y necesito valentía, necesito emocionarme y eso es exactamente lo que me estoy dando al escribir esto.
Si te encuentras y sientes un poco como yo en este momento de tu vida, deseo que te emociones conmigo y que te entre una locura de la que siempre te estés agradecido. Porque sentir el caos interno, es un mensaje claro del alma diciendo que hay piezas que se tienen que mover. Y empezar a escucharnos internamente, ES URGENTE.
Cuando encuentras emoción en la vida todo se vuelve locura en gozar de todo ! Estoy en ese momento y se que todo pasará pero que bonito es .. y con amor ya es elegancia en vivir ❤️
Tu música es preciosa! Yo he encontrado la paz tras mucho años. Mi base es el yoga y la meditación. Cuando me desajusto busco la manera de volver al centro y lo logro. Siento que esta paz es duradera y acepto la vida tal como es. Desde esa aceptación me muevo para cambiar lo que saca de mi centro. La clave es la aceptación de todo todo y a partir de ahí me muevo. Yo medito y hago yoga en cada. Tengo buenos hábitos a pesar de lo ajustado del tiempo. Escribir y leer me libera. Respiro mucho también. Paz y amor.